La prueba del algodón

Tweet Es de seres humanos dejarse guiar por las apariencias, por lo que te han dicho de alguien o por la intuición de cada uno, antes de conocer a una persona. No sólo juzgamos el fisico en esa primera impresión, la forma de vestir o aspectos tan peregrinos como la manera de reir, caminar, mirar, hablar, etc.

En un intervalo relativamente corto de tiempo me han comentado que se han llevado una buena impresión de mi persona, que han cambiado su manera de verme o que les he sorprendido gratamente. Como a cualquier hijo de vecino, me enorgullece que me digan esto, estamos muy acostumbrados a que nos digan lo malo y es agradable escuchar también lo bueno, pero ¿qué he hecho para que esas personas hayan cambiado tan drásticamente la opinión que tienen sobre mi?. Yo no soy dado a ser muy extrovertido de primeras, soy reservado, me gusta mantenerme un poco al margen, sin llegar al autismo. No hablo si no lo veo necesario, y se que puedo resultar serio o incluso borde, pero siempre con educación. Se me ha de conocer con tiempo y se verá que soy normal, divertido, buen amigo, compañero o pareja. Lo que no está en mis manos controlar son las impresiones que pueda tener alguien de mi y que influyan en otra persona a la hora de conocerme o trabajar conmigo.

Hemos de ser justos con todos, pese a que muchas veces te puedan decir algo malo de un compañero, siempre hemos de darle la oportunidad de defenderse con hechos no con cotilleos y conjeturas. La prueba del algodón es infalible, pero ha de pasarlo uno mismo y no dejarse llevar por los comentarios de otro. ¡El algodón no engaña!