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A ciertas horas de la mañana de un domingo todo se ve de manera distinta según cómo y cuando te hayas acostado. En el facebook o cualquier otra red social, es el momento más tranquilo, curioseas las fotos y los comentarios que ha ido dejando la gente durante la noche. Algunos no me extrañaría que cuando los vean sus orgullosos dueños sean eliminados al instante una vez la cordura vuelva por sus fueros.
El domingo es de esos días comodín, valen para todo o para nada. Durante la semana es el día que vas a dedicar a organizar, limpiar, preparar, bajar a la playa, piscina, comer con la familia, un sin fin de actividades que conforme se van acercando se desmoronan con la misma facilidad con la que van entrando las copas en tu estómago y trepando a tu cabeza. El resultado es una nueva distribución del tiempo, de mil planes a uno solo, sobrellevar la resaca y recuperarte para el lunes no tener una cara de perro. A veces es cierto que se convierte en un día de actividades lúdicas y relacionadas con escapadas a los lugares más insospechados y con la mejor de las compañías, pero solo a veces, de cuatro domingos que tiene un mes, medio te sale el plan redondo.
Por mi parte creo que hoy va a ser uno de esos dedicados a recuperarme, suerte que nunca trabajo lunes y martes, así que mis actividades lúdicas aún pueden realizarse.
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