lunes, 23 de abril de 2012

La rosa de un libro





Unos pétalos en blanco que empiezan a rellenarse con renglones de letras rojas, un sinfín de líneas llenas de historias escritas a la mitad para leerlas enteras con tu mirada. Sin pensar lo que escribo guiado por las fibras que recorren el tallo uniendo cada uno de los pétalos para formar una flor desde su lomo. Una escritura concéntrica que comienza con un “una noche…” y terminará en su borde exterior perdiéndose en sus pupilas.


La cubierta de esta flor de letras rojas dañaría a quien la toque sin sus manos, pues sólo ella sabe acariciarla para que sus espinas no la amenacen, pues lo que guarda ha de estar protegido como el perfume más preciado. Un aroma embriagador que embauca a la mente y te envuelve de intensos recuerdos.


Un libro que marchita si no es leído, cuyo abono es el pasar de sus páginas y bebe de los susurros que salen de su boca al recitar en voz baja la pasión que en él se narra. Una hoja verde que marca una página por la que continuar como pétalo que no ha sido arrancado de un juego macabro de enamorado que sigue esperando ser deshojando para saber si le quiere o no le quiere.



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